9 DE FEBRERO DE 2009

EL ROMÁNICO EN NAVARRA
CRITERIOS Y SUGERENCIAS

Texto: Fernando Hualde



            La asociación Amigos del Románico compareció el pasado mes de diciembre ante la Comisión de Cultura y Turismo del Parlamento de Navarra en donde expusieron un informe sobre el estado de conservación del arte románico en esta comunidad.

Basta con darse un paseo por cualquier ciudad, pueblo o rincón de Navarra, para tomar conciencia del tesoro artístico que tenemos en nuestra comunidad en lo que a arte románico se refiere. Y es que los siglos XI y XII, que son en los que se desarrolló esta modalidad artística, se vivieron en Navarra de una forma muy intensa, dejando en el viejo reino un patrimonio que hoy muchos envidian y quisieran.
Desde entonces hasta hoy, la historia de Navarra ha vivido todo tipo de avatares: guerras, conflictos, desamortizaciones, incendios, invasiones…; y a pesar de todo ello hoy es el día en el que podemos decir, y celebrar, que en Navarra han logrado sobrevivir numerosas muestras del arte románico, bien sea a través de edificios religiosos, civiles, escultura, pintura, códices, etc., que no hacen sino representar la fe, el trabajo, y el esfuerzo de aquellos antepasados nuestros. En todas estas expresiones artísticas nos dejaron su cultura, que es la nuestra; todo un rico legado que llega hasta nuestros días con un solo mandato intrínseco: conservarlo para las generaciones futuras.
Son elementos patrimoniales que han sobrevivido durante siglos y siglos gracias a la calidad y solidez de su construcción, y gracias también al cariño que en su posterior cuidado han puesto quienes en esta tierra nos han precedido.
Cierto es que el paso del tiempo en algunos casos ha pasado factura, y ante ello Navarra supo en su momento dotarse de una Comisión de Monumentos, a la que posteriormente le sucedió la Institución Príncipe de Viana, que son quienes institucionalmente tienen la responsabilidad de velar y garantizar la conservación de todo este patrimonio.
Es una realidad que a nivel social existe por parte de algunos sectores una manifiesta discrepancia con la política de conservación del patrimonio que se viene aplicando en Navarra en los últimos años, o si se me apura, en las últimas décadas. Personalmente he defendido en esta misma sección, y en no pocas ocasiones, que en el otro lado de la balanza existe también una mentalidad equívoca de esperar a que el Gobierno de Navarra te haga o te financie las cosas, y de que si estas no se hacen la culpa es para ellos; cuando todos sabemos que a nivel patrimonial hay muchas cosas que, siempre bajo una dirección técnica adecuada, se pueden arreglar a tiempo, sin esperar a nadie, y sin grandes inversiones; y en esto los pueblos pequeños continuamente nos están dando verdaderas lecciones. Eso, sin embargo, no quita para hacer una reflexión pública sobre qué criterios de prioridad se han aplicado a la hora de aprobar el I Plan Trienal de Patrimonio Cultural para Navarra, firmado el pasado 27 de enero, y siempre bienvenido, en el que se han aprobado las inversiones –léase intervenciones- a desarrollar en Navarra durante los próximos tres años. No voy a cuestionar a nadie de los elegidos, y por todos ellos me alegro, y quede claro que todos me parecen correctos, incluso aprovecho para felicitar desde aquí al Gobierno de Navarra y al PSN por haber sido capaces de sacar adelante todo un plan trienal de inversiones sobre el patrimonio de Navarra; pero hay que decir con claridad que hay ausencias importantes e injustificables, ausencias que tienen en común el hecho de pertenecer a zonas demográficamente deprimidas, con todo lo que da esto de qué pensar respecto a rentabilidades electorales, o respecto a que parece que una misma joya arquitectónica, según donde esté, parece que tiene menos derecho a ser conservada, siempre al amparo de justificarse en que no hay proyectado para ella un uso posterior; pero de esto ya hablaremos otro día. De momento me quedo con la frase de Román Felones, uno de los dos firmantes de este I Plan Trienal de Patrimonio Cultural, que tras la firma dijo que “hay determinadas comarcas que o se salvarán por el patrimonio y la naturaleza, o no se salvarán”. Y yo dejo caer nombres como Ollo, Linzoain, Unciti, Izagaondoa, Urraul Bajo, Urraul Alto, Romanzado, etc., y que cada uno reflexione.


Comparecencia

El pasado 11 de diciembre la asociación “Amigos del Románico” (AdR), creada en el 2005 y presentada ese mismo año en Katalain, tuvo la oportunidad de comparecer ante el Parlamento de Navarra, concretamente ante la Comisión de Cultura y Turismo – Institución Príncipe de Viana, en donde expresaron sus inquietudes sobre la situación del arte románico en Navarra, a la vez que ante esa cámara presentaban sus criterios y sugerencias en pro de su conservación. Comparecieron por parte de Amigos del Románico: Andrés Ortega (secretario), Roberto Cháverri, Javier Inchusta Lasa y Rafael Arrizabalaga.
Allí mismo, Patxi Telletxea Ezkurra propuso a los demás parlamentarios presentes efectuar en la Comisión de Presupuestos donde se estaban finalizando los acuerdos para la aprobación de estos, una enmienda “in voce” para implementar una línea presupuestaria encaminada al fomento del arte románico en Navarra tal y como solicitaba Amigos del Románico. Y así se hizo, y así se aprobó.
Aunque la ayuda no era para echar las campanas al vuelo, sí que al menos de algo había servido el trabajo que se habían tomado los Amigos del Románico en elaborar el amplio dossier que allí presentaron; el propio Román Felones, del grupo socialista, reconoció ante sus compañeros que “la delegación de la asociación de Amigos del Románico en Navarra ha puesto en valor en esta Cámara un trabajo bien hecho que no debe de caer en el olvido, e invito a todos los grupos a seguir las pautas que en dicho informe se han mostrado”.


Guerguitiain

Aprovecharon los de Amigos del Románico a instar al Parlamento a una vieja demanda que desde esta sección periodística venimos también insistiendo en los últimos años, es decir, a realizar una urgente actuación en la iglesia de San Martín, en Guerguitiain (valle de Izagaondoa), a la que paradójicamente se está dejando caer, y que es una de las que ha quedado fuera del I Plan Trienal que el pasado 27 de enero aprobó el Gobierno de Navarra con el respaldo del PSN. Es triste que esto se tenga que pedir, por la evidencia de su estado y de su valor –tal y como constató la comisión parlamentaria que la visitó el 19 de diciembre-, pero a pesar de ello me alegro de que Amigos del Románico lo haya hecho, igual que antes lo solicitaron los vecinos del valle de Izagaondoa; malo sea que entre todos no lo consigamos. Y, sobre todo, malo sea, que Guerguitiain no se arregle porque no existe un plan de uso dotacional de esta iglesia. Significaría esto que una joya del románico, independientemente de su valor, tiene menos posibilidades de sobrevivir si está en un despoblado o en una población pequeña, que si está en un municipio mucho más favorecido. Hay que saber hacer excepciones, igual que hay que saber entender que en estos casos un arreglo a tiempo, es un arreglo barato, y además garantiza la conservación del edificio durante un par de siglos más, por lo menos. Y si además a este edificio se le diese un uso, pues mejor; pero lo primero es lo primero; y en este caso, más que en ningún otro, lo segundo no puede condicionar a lo primero. Eso no quita para que, en líneas generales se busque un uso sostenible de los edificios a restaurar, y una rentabilidad económica y social de los mismos, pero teniendo siempre en cuenta que podemos encontrarnos con casos como el de la iglesia de Guerguitiain, o la de Vesolla, por poner algunos ejemplos, en donde la urgencia está en restaurar o en consolidar, sin que esto lleve implícita una rentabilidad.


Criterios y sugerencias

Y nos centramos ahora en el informe, basado en criterios y sugerencias, presentado por Amigos del Románico (AdR) ante la Comisión de Cultura del Parlamento de Navarra; un informe que pretende contribuir a la protección y conservación activa del patrimonio románico-histórico de Navarra; un informe que a la vez trata de fomentar su conocimiento y su difusión; y un informe que aborda todo ello con una óptica de gestión realista e impulsora de un desarrollo sostenible del territorio y de las poblaciones en las que se encuentre el bien románico.
Exponen en él los Amigos del Románico una visión del estado actual del arte románico en Navarra; y sobre ese estado, de forma práctica, defiende tres líneas de actuación muy concretas, basadas en la investigación, conservación de edificios y consolidación de ruinas; basadas también en una adecuada señalización y difusión gráfica, teniendo siempre en cuenta las nuevas tecnologías; y basadas, por último, en estudiar el acceso a interiores de edificios y en elaborar programas de monumentos abiertos.
Defienden que el patrimonio románico de Navarra sólo se salvará si se desarrolla su correcta gestión, buscando en la medida que sea posible el uso sostenible de los edificios. Consideran, al margen de lo que ya se ha hecho en Navarra, o se está haciendo, que es de interés prioritario el claustro de la Catedral de Tudela; y sugieren que ahora mismo es importante actuar en localidades como Guerguitiain (San Martín), Viana (San Martín de Tidón), Zurucuáin (San Martín de Montalbán), Katalain (monasterio), Ollo (ermita de Donamaría), Bézquiz (San Andrés), Villanueva – Iriberri (San Esteban), Vesolla (Purificación), Murillo el Cuende (Santa Cruz), Garínoain (San Pedro), Artze (Santa María), y Mues (Santa Magdalena).
Se considera igualmente muy importante la consolidación de algunas ruinas; es el caso de Larrangoz (San Bartolomé), Moriones (la Magdalena), Salinas de Ibargoiti (Lizaberría), Leoz (Donamaría), Amunarrizqueta (San Bartolomé), y Abaiz (Santa Elena). A esta lista de edificios se podrían añadir, y se añaden, otros elementos arquitectónicos como puentes y fuentes.
Inciden de forma especial en mejorar la señalización, y esto lo respaldan con fotografías, viéndose en el caso de Navarra que la señalización de determinados edificios románicos, concretamente los indicadores en carreteras, se limitan a poner el nombre del edificio, entendiendo que esta información es deficiente y confusa; mientras que en otras comunidades a ese nombre le añaden el siglo de construcción y el estilo arquitectónico. En esta misma línea reclaman mayor número de paneles informativos e interpretativos; que los paneles que hay, o que se vayan a poner, faciliten la lectura, que estén a una altura adecuada, y a una cierta distancia del edificio.
En fin, que las sugerencias están allí. Todo parece indicar que Navarra tiene con el románico todo un campo de trabajo; no me atrevo a decir que tenga una asignatura pendiente, porque también es cierto que se han hecho intervenciones importantes, pero la realidad es que todavía queda mucho por hacer. No cabe duda que una labor coordinada entre los departamentos de Cultura y de Turismo permitiría no sólo recuperar esta parcela tan importante de nuestro patrimonio, sino convertirla en un producto turístico cultural de lujo, de verdadero lujo. Y desde aquí animo a ello.


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