12 DE AGOSTO DE 2012

FRUCTUOSO ORDUNA Y SEBASTIÁN ALBERO
RONCALESES DE RENOMBRE

Texto y foto: Fernando Hualde

RONCAL.- Busto de Julián Gayarre, obra de Fructuoso Orduna.


Aunque en siglos diferentes, tienen en común haber nacido en la villa de Roncal, y haber estado en la cúspide de la música y de la escultura.

Ayer, sábado, la villa de Roncal tuvo un recuerdo hacia dos paisanos de la misma. Se trataba de dos hijos de esa localidad, ya desaparecidos, cuya memoria poco a poco se va diluyendo, muy particularmente la de uno de ellos, el más lejano en el tiempo.
Se trata del compositor musical Sebastián Albero (siglo XVIII) y del laureado escultor Fructuoso Orduna (siglo XX). A este último todavía son muchos los vecinos que lo recuerdan, incluso algunos de ellos en su momento posaron para él. Y del primero… queda ya lejano en el tiempo, y hay que admitir que son pocos los roncaleses que han oído hablar de él; sin duda, no dejó la huella que un siglo después dejaría Julián Gayarre.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Roncal ha tenido el acierto de dedicar una jornada de recuerdo, la de ayer, hacia estos dos ilustres hijos de la villa, cumpliendo así el compromiso adquirido en 2001 de mantener vivo el recuerdo y la memoria de este trío artístico. Es así como ayer se colocaron sendas placas en Roncal recordando el nacimiento allí de Fructuoso Orduna (colocada en su casa natal, Casa Chanco) y de Sebastián Albero (colocada en la fachada del Ayuntamiento); este sencillo acto se complementó con el baile de un aurresku en honor de ambos, con una actuación musical de la Coral Julián Gayarre, y con la celebración de una exposición, ambientada musicalmente con las composiciones de Sebastián Albero, en la que pudieron verse algunas de las obras de Fructuoso Orduna.


Sebastián Albero

Apenas hay datos de Sebastián Albero. Su apellido, no roncalés, y su afición musical nos invitan a pensar que pudo ser hijo de algún secretario. No hay que olvidar que en aquella época, y hasta bien entrado el siglo XX, en la villa de Roncal el oficio de secretario del Ayuntamiento estaba vinculado al de organista en la parroquia. Por otra parte, el nombre de Sebastián, y la anomalía en aquella época de que se tardase cuatro día en bautizarle, permiten también apuntar la hipótesis de que naciese en Navarzato, localidad adscrita a la propia villa de Roncal y dependiente eclesiásticamente de esta.
En cualquier caso nuestro hombre, cuyo nacimiento está registrado en la villa de Roncal el 10 de junio de 1722, fue bautizado cuatro días más tarde con el nombre de Sebastián Ramón, siendo sus padres Juan Antonio Albero (Alvero) y Francisca Añanos Coniuges, y siendo sus abuelos paternos Pedro de Albero y Mariana de Lunas, y los maternos Francisco de Añanos y Orosia Romeo.
¿Fue realmente importante Sebastián Albero?, ¿hasta qué punto?. Para quien tenga alguna duda hay que dejar bien claro que, pese a haber fallecido a la temprana edad de 33 años, Sebastián Albero está reconocido a nivel estatal como uno de los músicos más importantes del siglo XVIII. Fue el primer organista de la Casa Real entre los años 1748 y 1756, con todo lo que eso implicaba en una época como aquella en la que la música lo era todo, y en la que un organista no podía aspirar a más; ser el primer organista de la Casa Real era lo máximo a lo que se podía llegar. Y para que nada le faltase, el roncalés fue también músico de cámara del rey Fernando VI.
Pero volvamos a sus inicios. Con tan sólo 12 años de edad, en 1734, el niño Sebastián se traslada a Pamplona, instalándose en casa del músico tudelano Francisco de Alba. Ese mismo año ingresa en el Coro de Infantes de la Catedral de Pamplona; era este un coro que requería una etapa previa de preparación por la que Sebastián Albero no pasó, lo que permite suponer que de Roncal se fue con un nivel musical extraordinario. A esto hay que añadir que también a muy temprana edad destacó como clavecinista (el clavecín era muy similar al órgano), que no deja de ser otra prueba más de que en Roncal se había educado musicalmente con un organista de alto nivel.
La educación musical que pudo haber recibido en su infancia, y el periodo de tiempo que estuvo en la escuela del organista José Elías, alumno que fue de Cabanilles, ayuda a comprender la destreza que Sebastián Albero llegó a alcanzar con el teclado tradicional español.
En Madrid contrajo matrimonio en 1747 con María Ángela de la Calle y Alonso; llama la atención que entre los testigos que firmaron en esta boda había algunos navarros, compañeros suyos del Coro de Infantes de la Catedral de Pamplona, y que en la capital de la Corte vivían entregados de lleno a la vida musical. Sebastián y María Ángela vivieron en la calle Preciados.
Un año antes de su boda es cuando Albero fue nombrado organista de la Corte de Fernando VI. Gracias a este detalle, que exigía la elaboración de un currículum de su formación musical, es por lo que hoy podemos conocer un poco mejor su biografía.
Falleció nuestro hombre en Madrid un 30 de marzo de 1755. De su obra musical se conservan treinta sonatas para clavicordio, cuyos originales se conservan en la Biblioteca Marciana de Venezia, y que fueron publicadas en 1978 en Madrid junto con otras obras tripartitas (recercata, fuga y sonata) para teclado. Se conservan también en la Biblioteca del Conservatorio de Madrid seis composiciones suyas para clavicordio y pianoforte, dedicadas al rey Fernando VI.
En opinión de la investigadora Custodia Plantón, el hecho de que Albero compusiera una colección de 30 sonatas tiene varios paralelismos en la época; es el caso de los Treinta essercizii per gravicémbalo de D. Scarlatti, de las Treinta variaciones de Goldberg de J.S. Bach, o de las treinta y dos partituras sobre La Capricciosa de Buxtehude. “Como muchas de las sonatas de Scarlatti, las de Albero van agrupadas por partes, que guardan una relación total y dinámica”, afirma Custodia Plantón.
Sebastián Albero tiene una calle dedicada en Pamplona que, caprichosamente, encuentra su prolongación con la calle Julián Gayarre.


Fructuoso Orduna

Estamos ante un personaje mucho más próximo, al alcance de la memoria de las personas mayores de Roncal, conocido cariñosa y popularmente por todos como el tío Fructuoso. Nacido en la villa de Roncal el 23 de enero de 1893 del matrimonio formado por Pedro José Orduna y de Nieves Lafuente. Era el séptimo de ocho hermanos.
         En 1906 lo trasladó su familia a Zaragoza para que pudiese dar continuidad a la afición mostrada desde muy niño por las manualidades. Empezó en la capital aragonesa trabajando en un taller marmolista, aunque tan sólo unos días después tuvo la suerte de instalarse en el taller de Dionisio Lasuén. Simultaneó sus trabajos de aprendiz con los estudios en la Escuela Elemental de Artes Industriales, y posteriormente en la Escuela Superior.
         Su especialización en la escultura le hizo trasladarse con tan sólo veintiún años (en 1914) a Madrid, en donde entró directamente a trabajar en el taller de Mariano Benlliure, a la vez que seguía con sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios.
         Sus dotes artísticas le hicieron merecedor en 1917 de una pensión de cuatrocientos duros por parte de la Diputación Foral de Navarra.
         En 1920 obtenía en Madrid su primer premio importante con un bronce al que tituló “Busto de roncalés”; se trataba de una medalla de tercera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes; premio este que sirvió para que la Diputación Foral de Navarra le prorrogase la ayuda económica a sus estudios artísticos.
         Tan sólo un año más tarde, en 1921, obtenía con su grupo escultórico “Post nubila Phoebus” la medalla de oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes. A partir de ese momento la figura artística de Orduna pasa a los primeros puestos cosechando éxitos por toda la geografía penínsular, incluso en América, llegándose a considerársele como uno de los mejores escultores del siglo XX.
         Hasta la fecha se han podido censar un total de 126 esculturas suyas; entre ellas podemos destacar los frontispicios del palacio de la Diputación Foral, el monumento a Julián Gayarre (Pamplona y Roncal), el monumento a San Francisco Javier (Javier), el monumento a César Borgia (Viana), o el monumento a pedro Navarro (Garde); así como el paso procesional del Cristo Alzado (Pamplona).
         Llegó a ser socio de honor del Círculo de Bellas Artes madrileño; y en 1962 fue nombrado académico numerario de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El 18 de agosto de ese mismo año el Ayuntamiento de Roncal, de forma unánime, le concedió el título honorífico de Hijo Predilecto de la villa de Roncal.
            Durante el año 2001 el Ayuntamiento de Roncal impulsó una campaña para salvaguardar y difundir la memoria de este hijo de la villa; durante ese año se realizó una nueva catalogación de la obra escultórica de Orduna, se señalizó con una placa su obra presente en el valle, se editaron varios boletines, se hizo una exposición en el salón de plenos de Roncal con 15 esculturas suyas y abundante material fotográfico, se creó un Fondo Documental, se editó un tríptico, se hizo una importante campaña de difusión a través de los medios de comunicación, y se culminó con un homenaje popular que incluyó una conferencia, un ofrenda floral en el cementerio, y un acto en el frontón ante el busto de Julián Gayarre.

            Sebastián Albero (compositor musical), Julián Gayarre (tenor), Fructuoso Orduna (escultor)… todos ellos hijos de la villa de Roncal. A esta misma villa, a través de su obra, han quedado también estrechamente vinculados personajes como Mariano Benlliure (escultor) y Joaquín Sorolla (pintor), e incluso podríamos citar a Javier Ciga (pintor), a José Ortíz Echagüe (fotógrafo), Diego Quiroga y Losada “Marqués de Santa María del Villar” (fotógrafo), y a Alfredo Kraus (tenor). Dicho de otra manera, la villa de Roncal se nos perfila a futuro, como una capital artística, como un centro cultural en el que la música, la fotografía, la pintura y la escultura están predestinadas a caminar juntas como referencia de pasado y como recurso de futuro.

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